De entre los finos programas que se han presentado en Televisa, uno de los más oscuros fue Chiquilladas, donde Azcárraga-Sama, aceptó hacer una serie donde pudiéramos ver las maravillosas aventurillas de un grupo de talentosísimos niños, haciendo sátiras de personajes importantes y/o famosos.
Digo que los chamacos eran talentosísimos porque en verdad actuaban como niños, y sus escenas cómicas estaban de la grandísima chingada, y hasta parecía que tenían tablas actorales pobres, dando como resultado un programa en el que los adultos podían burlarse del oscuro futuro que le deparaba a los medios mexicanos de comunicación, gracias el futuro que prometía Chiquilladas no se cumplió y nos quedamos con grandes talentos como Aleks Sintek, Lucero y Jenny Hoffman.
Una serie tan pensada como Chiquilladas iba a ser difícil de igualar ¿mejorarla?, ¡no mames!, imposible, pero gracias al cielo, en 1989, gente creativísima como Abel Santa Cruz, Valeria Phillips y Lei Quintana forjaron una idea, un sueño, una esperanza para demostrar que el mexicano no es mediocre cuando de tele se habla, y con ayuda de la magistral dirección de Albino Corrales y el ahora legendario Pedro Damián (productor de excelsas telenovelas como Clase 406 y Rebelde), dieron vida a Carrusel.
Un carrusel, un carrusel de niños, un carrusel de amor... no mames, ¿qué me pasa?, esta madre era un bodrio, un bodrio igual o peor que Chiquilladas, por Dios santo, ¡que pendejadota!, y ¿sabes qué maidir lector?, odio a la Plaqueta; de no ser porque ella lo recordó en su blog, yo hubiera mantenido el recuerdo de esa grandísima chingadera en el cajón del olvido.
Tramas pendejas como el niño negro, que por ser negro tiene un futuro negro, en una familia de negros, con una negra suerte para su negrés, así como la inolvidable niña que maltrataba al niño negro y los cuates que en un estúpido intento por ser solidarios apoyaban el niño negro, hicieron de esta puta cuasi-quesque-pseudo telenovela una pinche broma negra, y que además de todo, era racista.
Con el único afán de divertir -léase, burlarnos de un redrojo de cuasicelebridades-, Los integrantes de Ocio, Crápula y Compañía, nos dimos a la labor de buscar qué fue de cada uno de los chavitos que participaron en Carrusel.
Como encontramos muy poco, y de ese poco, la neta nada era interesante, decidimos ponerle un poco de salsa a sus vidas... una salsa conocida como crapulencia:
Abraham Pons.
Mejor conocido como Danielito, el niño matado que siempre estudiaba, el pinche ñoñito que se sabía todas las respuestas, este pobre diablito sólo logró hacer cortometraje que pasó vivió y murió en el anonimato “Tiempo Cautivo”, después de eso, se rumora que se fue a un circo de fenómenos donde era el niño que se volvió un loser por desobedecer a sus padres.
Flor Eduarda Gurrola.
En Carrusel ella era Carmen, la niña tierna e inocente, que seguramente al crecer, se convirtió en una ninfómana amante del sexo anal y el olor de la gasolina mientras respira coca. Tras el témino de Carrusel, Flor participó en Películas como El Abuelo y yo, El Evangelio de la Maravillas, Santitos, Me la debes, ¿Y cómo es Él?, y Ligerita, donde hizo papeles segundones que dudo mucho, hayan valiedo el sudor de su colita mientras se la tiraban los productores, los directores y uno que otro camarógrafo colado en un interesante y marrano gangbang, también participó en Collateral Damage, donde hace el interesante papel de Adolecente #4 y creo que canta.
Jorge Granillo.
Su alter ego en la escuelita de Carrusel fue Jaime Palillo, o sea, el gordito cagado. Debido a su complexión, Jorge nunca pudo aspirar a algo más en la actuación. No nos consta, pero creemos que Jorge murió ahogado en su propio vómito después de tomarse quince litros de “Loción Osito Avón” en una cogorza demoniaca.
Joseph Birch
El niño de los risos dorados, conocido como David, era el judío en Carrusel y en la vida real, un simple jodido, nunca hizo nada más para la tele, pero esto nos hace clic, porque un día que caminábamos por Correo Mayor, vimos a pobre pendejo que nos recordó al pintorezco personaje que nos ofrecía insistentemente que le comparáramos dos metros de opelina.
Mauricio Armando
El buen Pablito hizo otra novela, donde interpretó a Diego, el tiempo pasó e hizo un par de papeles en películas como Reencuentros y en La segunda noche, no sabemos si fue una broma de mal gusto, pero interpretó nuevamente a un Pablo, que por como actuaba, parecía que sólo había cursado la primaria ¿coincidencia?
Álvaro Cerviño
La carrera de Alvarito comenzó bien, todo estaba chidín cuando la hizo de Danielito en Principessa, ¿cuál era la importancia de Danielito?, ni puta idea.
Luego, en Martín Garatuza, interpretó a Fernandito; nuevamente, un papelote que explotó al máximo las habilidades histriónicas de este mozalbete, más adelante, apareció en Rosa Salvaje donde era un pinche chamaco equis.
En todos sus papeles hubo algo en común, era el chavito güerito, y en Carrusel no pudieron dejar pasar la oportunidad para darle una parte donde aprovechara su güerés, y ser el chamaquito intragable que para todos lados iba en su cochecito motorizado, conocido como Jorge del Salto. ¿Es mi imaginación o sólo los morrito adinerados tenía apellido en esta mierda?
Álvaro termino sus días como cargador en la merced, donde muy originalmente todos le dijeron “el güero”, murió aplastado por un empaque de nopales.
Ludwika Paleta
Esta niña polaca, de haberse quedado en su país natal se hubiera convertido en una actriz porno de nombre Asslee Bendover, pero vino a México y como tenía ojitos azules, se convirtió en María Joaquina Villaseñor y, como tal, no sólo era el objeto del deseo entre los niños que veían la novela, también era uno de los pocos personajes con apellido.
Su carrera creció junto con ella, se casó con alguien pudiente y se embarazó para enganchar el matrimonio y los bienes mancomunados. Participó en varias telenovelas y películas, pero seamos sinceros, lo único interesante de esta perra eran sus ojos claritos que todavía me arrancan un suspirito.
Krystel Klithbo
Sí, yo también lo pensé, ¿cómo es posible que Valeria, la horrible chamaquita castrosa de Carrusel tuviera parentesco alguno con la mamacita de Cinthya Klithbo? (a nosostros nos late esta vieja, ¿qué pedo?), pero tras una pequeña investigación, nos dimos cuenta de dos cosas, que Klithbo es un apellido ciertamente común y que Cinthya está sabrosa por el lado de su madre.
Pedro Javier Viveros
Cirilo, el negrito cariñoso y enamorado, nunca progresó, ¿razón?, simple, he is a fuckin’ nigga. Lo más seguro es que al crecer, Pedro se suicidara al nunca poder lavarse el apodo de Cirilo, eso o termino vendiendo discos piratas en Tacuba.
Hilda Cavez
Laurita es, probablemente, el personaje menos recordado de Carrusel, pues al igual que con cualquier otra niña gorda, Hilda fue humillada y poco después olvidada, se rumora que la única chamba que consiguió después de Carrusel fue como modelo de “antes” en comerciales de suplementos alimenticios.
Yoshiki Taquiguchi
Kokimoto... me pregunto quien sería la mente enferma detrás de este nombre, o sea, Kokimoto, ¿acaso sería un cabrón que podía ver en el futuro y supo que Yoshiki se daría al carajo en los brazos de la mota y la coca?
Georgina García
A Georgina y a Marcelina nadie la quería, pobre morrita perdida en las lúgubres garras de la baja autoestima y en el eterno laberinto de la opinión pública que nunca la bajó de “la niña esa que no se quiere”, pobre chamaca, seguro acabó casada con su único fanboy.
Me gustaría seguir platicándoles, pero la neta creo que ya maté muchas neuronas, sólo me queda recordar, con horror, que yo (El Autor), alguna vez fui fan de esta mierda y que el episodio donde los niños se ponían bien pachecos con las famosas estampitas con drogas marcó mi vida.
-El Autor.