A un año de crapulencia.

¡Cómo pasa el tiempo queridos tres lectores!, hace apenas un año comenzó este desmadre que ahora conocen como Ocio, Crápula y Compañía o El Club de la Paja.

Aprovechando el sentimiento festivo-creativo por el que estoy pasando mientras escribo esta tarugada, los he de deleitar con un pequeño Background de cómo fue que esta mierda de foro personal comenzó.

-Deavid.

Meatron’s Lounge presenta:
Blast from the past.

En marzo del 2005 (como todas las noches), David Marroquín se encuentra sacrificando chamacos crudos a la diosa del sexo Jenna Jameson. Mientras se fuma un cigarrito, Airan “Weymaster” Romero, le pide que cheque un sitio llamado “El Patíbulo”, David lo ignora.

Tras nueve insistentes mensajes por parte de Weymaster, David decide ver qué chingados es lo maravilloso que hay en ese lugar y ‘omaygad’, encuentra en éste uno de los mejores sitios de entretenimiento que podría existir en la red. David Marroquín había sido iluminado por el Budismo Pelangocho de Ricardo Cucamonga, religión que hasta la fecha sigue.

Tras reír como loco de hospicio, David decide que quiere hacer algo parecido, pero tiene miedo de parecer un simple émulo, afortunadamente para él, Weymaster ya llevaba un tiempo considerable haciendo una bitácora personal cargada de sarcasmo muy al estilo Cucamonga, Davo ya no se siente tan copión.


El origen de El Autor. Year One

Davo se encuentra navegando la Red y encuentra un post interesante en los tableros de Webplay (un sitio de juegos de video), en este post, la autora, Mara León, también conocida como Natty Dread, expresa su desagrado por Atomix, a David se le hace muy interesante y decide participar, para esto, hace una burla completamente ficticia de lo que vivió durante su tiempo como empleado de Atomix, para nombrarla busca algo pegajoso y decide piratearse del sitio de Ricardo Cucamonga el título de “Balas Perdidas”, asimismo intenta emular el estilo del maestro.

La primera Bala Perdida es una reverenda cochinada, pero a la gente le gusta y pide más, pero hay un problema, Davo cometió un error, puso su nombre, y gracias a los chismes que se pueden generar en la red, todos los que se sintieron ofendidos por el escrito saben a quién buscar en la cacería de brujas que se organizó.

David Marroquín decide crear un pseudónimo, algo para protegerse y seguir escribiendo sus pensamientos, así nace El Autor, un personaje que se supone, escribe muy parecido a David, y quien con ayuda de Metatron, se la pasa burlándose de quien se deje.

Ocio Crápula y Compañía

Weymaster cree que las Balas Perdidas son muy buenas y Davo, ahora conocido como El Autor, decide dedicarle una a Chunditec y a toda su fauna, Weymaster queda muy complacido y exhorta a Davo a poner todo en un blog.

Davo está conciente de sus límites y sabe que es un grandísimo huevón, por lo que se rié en la cara de Weymaster y lo manda al carajo, pero todo cambia cuando ve que en el blog de Airan hay mujeres que le dejan mensajitos. Un mundo de posibilidades se abre frente a los ojos de El Autor.

En julio del 2005, David le pide ayuda a Weymaster, quien en un hábil movimiento de mercadotecnia le insinúa la posibilidad de venderle un sitio, Davo le pinta el dedo y a Weymaster no le queda otra que decirle que hay lugares donde uno puede llevar su bitácora de a grapa, David elige Blogspot y pone su primer post, ‘Maximus Idioticus’, el principio de lo que hubiera sido su última Bala Perdida.

Nadie pela el blog de El Autor, la razón es simple, el muy pendejo cree que poner una pendejada en su blog todos le van a hacer caso, pero no es así, a nadie le importa el contenido de Ocio Crápula y compañía.

El Club de la Paja.

Pasan varios meses y no hay actualizaciones en el blog de El Autor, nadie las extraña, sólo Weymaster, pero él tiene la ventaja( o la maldición), de convivir todos los días con El Autor por Messenger.

Por esta fechas se estaban llevando a cabo los castings para conductores del ya fallecido programa de Tecnología y Entretenimiento Gigabyte, en el último casting Davo conoce a Tamara de Anda Prieto, conocida en la blogósfera como Plaqueta, Davo queda enculado de Tamara.

Valiéndole verga todas las normas éticas y profesionales, se hace pendejo y se memoriza el correo electrónico de Tamara, la agrega a su Messenger y espera que la mujer no se encabrone por la su acción.

Un sábado Tamara se conecta, chatea con Davo y le presume su blog. En su pequeño mundito, Davo cree que ponerle galleta a su blog le va a ayudar a que Tamara le haga caso, pobre pendejo, ella tiene novio.

Tamara se vuelve una buena cuatacha de Davo y a pesar de que tener un acerbo cultural, gramatical y literario millones de veces más alto que el de El Autor, gusta de leer sus pendejadas. Un día, en una de esas conversaciones sin sentido, Tamara y Davo comparten su gusto mutuo por escribir lo que se conoce como ‘paja’, Tamara sugiere que juntos hagan un club para escritores que divagan demasiado, pero “El Club de la Paja” suena muy alburero, a Davo no le importa importa ese factor y le pide permiso a Tamara para usar el nombre, ella accede.

Poop-ular.

El Autor intenta llenar su Club de la Paja con historias y cuentos de su creación, pero la gente no lee pendejadas tan pendejas, nadie le deja comentarios en sus entradas. El Autor se deprime.

En una medida desesperada por atraer gente a su blog, El Autor decide regresar a sus orígenes y hablar de juegos de video, tras pensar por dos semanas, Davo crea una de sus entradas más polémicas “Pinches Revistas de juegos de video”. Esta entrada es bien recibida por los fanáticos de los juegos de video, pero el precio es muy alto.

Luis David Miramontes, alguien que hasta ese momento es considerado como un amigo íntimo por David Marroquín, es el editor en turno de Atomix. A Luis David no le causa mucha gracia el escrito de Davo y tras conversar un par de minutos por Messenger, ambos se mandan a la chingada. El Autor pierde un amigo.

Haciendo a un lado sus sentimientos, El Autor sigue escribiendo lo que le viene en gana, ya perdió a un amigo y realmente no le importa mucho lo que otros puedan pensar de él, así que a partir de este momento, El Club de la Paja se vuelve más ácido, sarcástico y cínico, algo que le gusta mucho a la gente.

El futuro de OC&C

No tengo ni la más reputa idea de lo que puede pasar en los siguientes meses, pero de algo estoy seguro, este blog, me blog, seguirá siendo un lugar donde puedan encontrar pendejadas llenas de sarcasmo y la siempre sabrosa, picosa y babosa anticultura escrita por un sujeto poco culto que odia a los cultos e incultos por igual. Por cierto, cuando esta entrada fue publicada, Ocio Crápula y Compañía está en como recomendación en Blogs México como bitácora de la semana.

Agradecimientos:

Aprovecho la entrada para agradecerle a todas las personas que de algún modo han participado en la formación de El Club de la Paja, no ha un orden en particular, así que si se sienten ofendidos por estar después de alguien pueden echarle la culpa a su pobre inteligencia emocional.

Airan Romero.
Por apoyar cuanta pendejada se me ocurre y joderme a cada rato con abrir un blog.

Ricardo Cucamonga.
Por brindarme inspiración, pasarme su sección de legal y nunca habrme mentado la madre por usar el título de “Balas perdidas” sin su permiso.

Tamara de Anda.
Por ponerle a este blog “El Club de la Paja”

Karina Almaraz.
Por escribir la descripción del perfil del autor.

Mara León.
Por darme consejos de redacción y ser más pelada que yo.

Omar Ruvalcaba.
Por ser el primero en dejarme un comment.

Sandra Barce.
Por “apoyarme” muy a su estilo.

Uriel García.
Por no enojarse mucho conmigo cuando escribía en el blog en vez de ponerme a trabajar y por darme una oportunidad.

Victor Madrid.
Por ser otro loco que cree en mí.

Huevo.
Porque se la pelo.

Esa revista.
Por escribir con las patas y brindarme un excelente ejercicio para mis habilidades gramaticales cada mes.

Aquiles Baesa.
Por regañarme y meterme mis chingadazos cada que se me olvidaba poner un acento.

Mis queridos tres lectores.
Por estar aquí tratando de entender la bola de idioteces que escribo.

Y por último, a El Autor.
Por cubrir mi identidad mientras se pudo.

Ya para matar esta melancólica entrada, los dejo con las sabias palabras de uno de mis tantos mentores, estoy seguro que les serán muy útiles cada vez que se sientan insultados.

“Las pendejadas que la gente dice, hace o escribe sólo pueden insultar a otros pendejos.”

-Deavid.

Ruvalcaba Opina:

¿Ya se terminó esta mamada?... ya era hora. ¡Déjate de huevonadas y ponte a escribir la historia que prometiste cabrón!