sábado, agosto 06, 2005

Derechos de Autor I

Como un ejercicio para entretener al público de este, El Club de la Paja, he decidido crear un historia en la que todos los personajes que han sido creados a razón de este blog participen en una extraña aventura, espero les gusto, ahora, que si no les late, pues pueden irse a la chingada.

Algo que me interesa mucho de esta historia, es conocer la opinión de los diferentes bloggeros que han entrado a este lugar, así que antes de cada una de las historias pondré una introducción por parte de algún autor. En ésta, la primera parte de "Derechos de Autor", el señor Calleja me ha honrado con su introducción.

-Deavid Author.


Introducción.

Me encontraba tumbado en mi cama, pensando en ese dilema existencial que tanto me ha atormentado por años….por qué, oh Gran Profeta Zarquon, ¿por qué es que el Pato Donald se amarraba una toalla a la cintura cuando salía de bañarse si es que nunca, bajo ninguna otra circunstancia, usaba pantalones? Incontables veces le robaron su playerita de marinerito gay las jodonas de Chip y Dale, pero nun...

Fue entonces cuando un inesperado, pero conocido, sonido (¡tururún!) me saco de mis profundas cavilaciones filosóficas.

Deavid Author - http://autor.blogspot.com - says:
¿Estás ocupado culei?

Ehhh….se podría decir que no…¿Qué se te ofrece?

Deavid Author - http://autor.blogspot.com - says:
Voy a necesitar tu ayuda, con la introducción de algo que estoy haciendo.

Ustedes no lo sabrán, pero cuando El Autor pide ayuda en algún proyecto se pueden esperar desveladas de noches enteras que se pasan ipso facto, o como esa vez en Tijuana que me pidió que le ayudara con esa atractiva joven que trabajaba en el Oxxo y luego tuvimos que huir de un celoso gor... pero esa, metiches irreverentes, es otra historia.

Nunca se le dice que no al Deavid cuando pide ayuda, sería tan poco intelectuoso como ignorar a una modelo en problemas que te pide le ayudes con su rebelde tanga. El resultado puede no ser tan satisfactorio, pero siempre es una aventura. Accedí sin meditarlo.

Así que me mando la primera parte de un texto que, como era de esperar, me arrancó no sólo interés extremo, si no bienvenidas risas guturales. Pero ahora me toca algo más que al común lector, no sólo me espera una entretenida incertidumbre suspensal, como a la mayoría de los que terminan de leer el primer capitulo, ahora tengo que hacerlas de presentador. El honroso primer presentador.

¿Qué se puede comentar sobre un escrito que no sólo pulula con detalles y referencias geniales que tú, idiota de poco IQ, no vas a entender, si no es también anfitrión de un refrescante estilo que aunque bien puede tomar prestados elementos de, hasta antes, inimitables fuentes, se volvió ya el más puro y único estilo Autoril?

No mucho. Parte del encanto del texto es el factor “¿uh?”, el cual seria calamitoso destruir. Sobra comentar que nos espera un loco viaje con un piloto (el autor, El Autor) que da la imagen de no saber lo que hace, dando vueltas y tumbos que hacen del viaje algo parecido al barco de Willy Wonka, pero cuyo fin no tiene nada de lo random que podría esperarse. Den por seguro, invitados tres lectores, de que están en manos expertas. Les espera un entretenido y muy adictivo viaje por la psique de ese loco cabrón con múltiples personalidades. No esperan poder agarrarse del objeto sólido más cercano, en estos páramos lo más sólido puede ser lo más inestable….

-Calleja.





Metatron’s Lounge Presenta:

Derechos de Autor.


I


Señal.


Ver cómo las personas han perdido su humanidad a través de los años es curioso; poco a poco, la gente ha olvidado su individualidad frente a la sociedad y se ha convertido en una estadística, probablemente esto se debe a que ya somos muchas personas las que habitamos este planeta.

Tal vez, la conversión a un número que estamos experimentando es porque cada día más y más personas comparten el mismo nombre; no me imagino cuántos Óscar Pérez hay en el planeta, seguramente un montón. Seguro que que por lo menos uno, es un fascista en potencia... pero me estoy desviando del tema, lo importante aquí, es que ya somos muchos.

A pesar de que todos somos parte de una gran estadística, cuando un grupito de personas se junta entorno a un gusto en particular, éstas personas dejan de ser un número más, por lo menos entre ellos, y eso es lo que importa. Este tipo de agrupaciones se conocen como bandas, palomillas o grupos de ultra-derecha, pero en nuestro caso, los llamaremos amigos.

La siguiente historia, como en muchas tantas, no hay nada interesante, es más, no sé porqué estoy perdiendo el tiempo redactando esto, es más, ¿sabes qué?, ya no estoy dispuesto a seguir escribien...

Un sujeto alto, delgado por la falta de ejercicio, el exceso del café y una dieta poco balanceada; posa un cigarro en su mano mientras mira el un texto en el monitor de su computadora. Este hombre, que está comenzando a entrar al final de sus veintes, trata de concentrarse en el texto, pero la falta de inspiración lo está matando.

Un fuerte ruido interrumpe a este hombre, un ruido molesto y repetitivo, en su mente se pregunta qué es ese ruido. No es la lavadora, de eso está seguro, tampoco el CPU de su computadora, o por lo menos eso es lo que espera, ¿qué es?

No quiere romper la poca concentración que aún mantiene, sabe que si lo hace, no podrá terminar esa estúpida introducción, para ese estúpido borrador que acaba de leer - será un libro muy estúpido -, eso es lo único que está en su mente, y sabe que por eso no puede seguir escribiendo, sin embargo, prefiere culpar al ruido, ¿qué es?

- No, no quiero perder la concentración - se dice a sí mismo -, si la pierdo ahora, no la voy a recuperar ¿qué es ese maldito ruido?

Él sabe que ya perdió la concentración, de hecho nunca la había tenido, pero no quiere aceptarlo, mira el CPU de su computadora con un detenimiento enfermizo, como si intentara moverlo con la mente, abre los ojos, busca algo en ese CPU, pero no encuentra nada, parpadea una vez... dos veces, sigue viéndolo, parpadea de nuevo, respira profundo... es hora de aceptarlo, no estaba concentrado en lo absoluto.

Enojado, empuja el escritorio para impulsar su silla con rueditas, se levanta y se dirige a la puerta de su departamento-oficina, de ahí viene el ruido, ese insistente ruido es la maldita puerta.

- ¿Quién es? - Pregunta molesto.

Una voz grave responde detrás de la puerta.

- Paquete para Deavid Author.

- Un paquete, ¿para mí?, ¡nadie me manda paquetes, seguro se ha equivocado de departamento!

- ¡No! - rezonga el hombre detrás de la puerta - No me he equivocado de dirección, aquí dice muy claramente Av. Linda Sonrisa # 27 Interior G-201 a nombre de Deavid Author.

- No conozco a nadie que me pudiera mandar un paquete - se dice a sí mismo -. ¿Quién lo manda? - pregunta desconfiado.

- ¿No cree que sería más fácil para los dos si abre la puerta, firma el papel y lo ve usted mismo? - responde la voz detrás de la puerta.

Por un momento, Deavid se queda pensativo frente a la puerta, busca en su mente quien pudo haberle mandado el paquete, ¿su madre?, no ella nunca le manda nada, ¿su padre?, tampoco, el hombre murió hace mucho tiempo, ¿algún amigo?, no, tampoco, el único amigo que tiene está en Canadá y está más jodido que una rata de iglesia, ¿quién podría mandarle un paquete?

- ¡Oiga! - grita la voz detrás de la puerta - ¡Tengo que entregar otros paquetes!, ¿podría apurarse?

- ¡Espere!, no quiero arriesgarme, podría ser una bomba.

- Usted ve muchas películas señor, esto no es una bomba, abra la puerta y firme el papel, de lo contrario diré que no lo encontré en su domicilio y tendrá que ir a recoger su paquete a la central.

Deavid analiza la situación y cae en cuenta de algo, está siendo muy exagerado, está de acuerdo con que el hombre interrumpió su escrito y rompió su concentración (que por principios de cuentas, no existía), y justo en ese momento de auto análisis se da cuenta de que su escrito no era muy bueno que digamos y que tal vez el hombre, así como el paquete son una señal para que se tome un descanso, organice sus ideas y siga trabajando en otro momento.

- ¡Okey, voy a abrir la puerta! - con una cautela innecesaria, Deavid abre la puerta, pero no hay nadie -. ¿Uhhh?, ¿qué demonios? - voltea a todos lados buscando a alguien con un paquete, pero no ve a nadie -. ¡Chingada madre!, seguro se hartó y se largó, siempre me pasa, me pasó con mi ex, con mi madre... ¡y ahora hasta con un empleado de DHL! - Toma un respiro y sale corriendo hacia la entrada de su edificio, piensa que con un poco de suerte puede alcanzarlo.

La entrada del edificio donde vive Deavid es un lugar terriblemente inseguro. No es porque la puerta tenga rebabas afiladas, o por algún tipo de trampa ancestral que los arquitectos del lugar olvidaron desactivar, su inseguridad radica en que el tráfico de personas que por ahí transita es controlado por Filemón.

Filemón es un hombre de unos veintiquince años, delgado, muy, muy delgado, pero igualmente fuerte, de lo contrario no hubiera podido subir ese gigantesco refrigerador al departamento número 404, ahí vivía Gladiola, una hermosa teibolera que hace tiempo dejó el lugar, ahora, en el departamento 404 vive el señor Cabrera, un viejo intragable que para mala suerte de Deavid es el casero del edificio. Nadie sabe porqué el señor Cabrera se mudó a ese departamento, tal vez es porque le gusta sentir que es alto, o tal vez es porque el gigantesco refrigerador de Gladiola se quedó ahí.

El señor Cabrera, junto con Gladiola; que ya no vive en ese edificio, son las únicas personas que hasta la fecha, no han tenido que rendirle cuentas a Filemón, de Gladiola se entiende, estaba buenísima, y por ahí dicen las chismosas del departamento 301 que se acostaba con Filemón. En cuanto a Cabrera seguramente él también aceptó un par de acostones de Gladiola a cambio de sus cuotas de mantenimiento atrasadas, pero en el caso de Filemón, él puede pasar por la puerta sin hablar con el guardia por la sencilla razón de que él es el casero del lugar.

Todos los que viven en el edificio odian a Filemón, este tipo siempre está preguntado qué meten al edificio, a qué se dedican los inquilinos y meter visitas es una verdadera faena. Al principio, la gente pensaba que lo hacía por su seguridad, pero tras seis escoltas y cuatro revisiones de paquetes o bolsas, todos llegan a la misma conclusión, Filemón es un metiche que le gusta molestar.

Por primera vez en su vida, Deavid desea que Filemón sea el mismo capataz de segunda y entretenga un poco al hombre que le iba a entregar el paquete.

- Siempre me pasa lo mismo, ¿cuándo aprenderé?, claro, ella se manifiesta de maneras misteriosas, ¡pero esto es el colmo!, ¡yo!, ¿entregando un pinche paquete?... sí, sé que me oyes, y esto, es el colmo, ¿me oíste?, ¡EL PUTO COLMO!

- ¿Encontró al joven Deavid? - pregunta Filemón a un hombre pálido con saco largo color café que en sus manos lleva un paquete.

- Sí, pero no me quiso abrir la puerta.

- Ese joven Deavid... siempre son sus mafufadas.

- ¿Mafufadas? - pregunta extrañado el sujeto con el paquete.

- Sí, usted me entiende ¿no?

- No, no le entiendo.

- Usted sabe, mafufadas.

- Sigo sin entenderle, pero no me interesa, ¿podría devolverme mi identificación?

- No sin antes revisar el paquete - inquiere Filemón.

- ¿Qué?, no puede revisar el paquete.

- Lo siento, es la norma.

El sujeto con el paquete toma con todas sus fuerzas éste y le lanza una mirada a Filemón, pero para su mala suerte, Filemón ya está acostumbrado a ese tipo de miradas y como una extraña coincidencia: durante el tiempo que Deavid lo entretuvo, nueve inquilinos que entraron al edificio le lanzaron la misma mirada.

- ¡La norma mis huevos! - respondió el hombre del paquete -, aunque no necesariamente tenga... - se dice a sí mismo.

- ¿Perdón? - pregunta Filemón.

- ¡Qué la norma mis huevos!

- Eso lo entendí, dijo algo después.

- ¡Eso vale verga!, mire llevo mucha prisa, déme mi maldita identificación.

- Pero la norma...

- ¿Qué parte de “mis huevos” no comprendió?, ¿mis? O ¿huevos?

- Ya, está bien, está bien, no se empute... ¿cuál es su apellido?

- Rickman - responde el tipo con el paquete.

- Rickman, Rickman... - Filemón se hace pendejo buscando entre un montón de tarjetas de diferentes tugurios, la única persona ajena al edificio que ha entrado en lo que va del día es el hombre que está haciendo esperar, cosa que a Filemón le encanta - Rickman... mmm... ¿Rickman qué?

- Metatron - contesta impaciente.

- Metatron Rickman, que nombre tan raro...

- Sí, mi nombre es raro, mis padres... bueno, ella... digamos que es una drogadicta, altruista y filántropa.

- Metatron Rickman, sí, aquí está - La mira detenidamente y luego se la muestra a Meatron - ¿La ve?

- Sí, la veo - la paciencia de Metatron ya está terminándose, respira profundamente.

- ¿La quiere? - pregunta Filemón a sabiendas de la obvia respuesta.

- ¿En verdad es necesario todo esto Filemón?

- Sí - afirma muy seguro -, todo esto es necesa... - guarda silencio y, desconcertado, como si algo que se supone que le tenía que doler hace veinte minutos comenzara a dolerle en ese instante pregunta: - ¿Cómo sabe mi nombre?

- Ay hijo de Dios... sé más de ti de lo que te imaginas - tiernamente, lo mira a los ojos -, sé que tu vida es vacía y que durante las noches lloras porque no pasa un día en el que no dejes de culparte por la muerte de tu perro chispita.

- Chi... chi... ¿chispita?, ¿cómo?

Metatron le sonríe a Filemón y se acerca a su oido.

- ¿Quieres escuchar algo triste?... no existe esa mamada del cielo para perros, lo inventaron, así como inventaron a Los Reyes magos y la esterilidad a causa de fumar cigarros mentolados - se toma un segundo, vuelve a mirar a Filemón y con cierta molestia le dice: - ¡Por el amor de Dios!, ¿tampoco has superado el hecho de que tu padres sean Los Reyes Magos?, con razón eres una lacra.

- ¡Cállate!, ¡cállate!, ¿cómo sabes esto? - Filemón se tira al suelo y apenas toca tierra se pone en posición fetal y mete su pulgar en su boca - Chispita...

- ¿Me das mi identificación?

- ¡Espera!, ¡Filemón! - grita Deavid desde el fondo del pasillo - ¡Filemón!... Dios santo... - mira a Filemón en el suelo a los pies de un sujeto alto, muy pálido, con un sacó café que cubre una sudadera de cuello de tortuga color verde y un paquete en su manos - A la madre... terroristas...

- ¡No! - grita Metatron - no es lo que te imaginas.

Deavid da unos cuantos pasos hacia atrás, siete si hemos de ser precisos.

- Hijo de Osama... no mames... un acto terrorista ¿en mi casa?, ¡lo sabía, era una bomba!

- Espera, esto parece otra cosa, lo sé - contesta Metatron -, pero no, no soy un terrorista mira... - Trata de acercarse al asustado Deavid.

- ¡Sácate a la chingada! - acto seguido, toma vuelo para correr de por donde vino, pero justo al voltear la mirada, el sujeto pálido está frente a él con el paquete en las manos - ¿A chinga?

Es raro que un sujeto que está a aproximadamente cincuenta metros de otra persona, pueda aparecer detrás de ésta en menos de un parpadeo, ahora, si consideramos que esta persona tiene en las manos un paquete de más o menos un metro cúbico es más raro todavía, podemos seguir aumentando elementos, por ejemplo, correr con un saco largo color café, pantalones y zapatos de vestir es muy incómodo, si no me cree, inténtelo, es bastante complicado, todo esto en conjunto, nos hace suponer que una persona, en efecto, puede correr cincuenta metros, pero recorrer la distancia mencionada en menos de un segundo es algo que podríamos calificar como imposibles.

Cuando a un ser humano, sea quien sea, se le muestra que algo imposible, es posible, su primera impresión es sorpresa, la cual puede cambiar a enojo, alegría o incluso miedo; en algunos casos puede causar problemas gastrointestinales, como diarrea.

No es lo mismo la reacción de alguien que creer que es imposible ganar la lotería, y que cuando decide jugarla la gana, a la de una persona que sabe que es imposible recorrer cincuenta metros en menos de un segundo, mucho menos cuando la persona que recorrió los cincuenta metros trae una caja entre las manos, elemento que desvió la atención de El Autor lo suficiente como para no gritar y enloquecer un poco más al ver que, efectivamente, algo que era imposible, resultó posible.

- Tengo una pregunta - comenta Deavid sin perder la vista del paquete que tiene en sus manos Metatron.

- ¿Una pregunta?, ¿puedo adivinar?

- Sí, supongo que sí.

- Veamos... los seres humanos tienden a ser tan predecibles... - suspira - quieres preguntarme qué hay dentro del paquete ¿cierto?

- No, no es eso, lo que quiero saber...

- ¡Espera! - lo interrumpe - Lo que me vas a preguntar es... - desconcertado, Metatron lo mira -. Un momento... ¿no quieres preguntarme qué hay dentro de la caja?

- No.

- ¿Entonces?

- Es una pregunta muy estúpida...

- No lo creo, yo soy... - se interrumpe a sí mismo - mira, no importa quien soy yo, pero se supone que yo debería saber qué es lo que me vas a preguntar, pero me acabo de dar cuenta que no lo sé, de hecho, no sé nada sobre ti, eso me intriga.

- Pues mi pregunta es...

- ¿Seguro que no tiene nada que ver con el paquete? - lo vuelve a interrumpir con una sonrisa cordial.

- ¡No!, no tiene nada que ver con el paquete.

- ¡Lo tengo! - se ríe mientras mira al cielo - ¡Por supuesto, es tan obvio!

- ¿En serio lo es?

- ¡Claro!, por un momento me hiciste dudar de mis habilidades, me vas a preguntar si soy un terrorista, y no, no soy un...

- No, no es eso lo que te quiero preguntar.

- Okey, esto se está volviendo más complicado de lo necesario... pregunta.

- ¿Eres pariente de Flash?

- ¿Flash? - Metatron quiere intentar entender la pregunta, pero no lo logra - ¿Flash?

- Sí, Flash.

- ¿Flash?

- Tú sabes, el súper héroe que corre muy rápido -agrega Deavid.

Es raro que un sujeto pregunte una estupidez cuando algo que hasta el momento era considerado imposible, acaba de suceder. Un caso de este remoto, pero existente fenómeno se llevó a cabo cuando las fuerzas aliadas hicieron el desembarco en las costas de Normandía, durante famoso día D. Uno de los soldados que había logrado llegar hasta el primer punto de encuentro completamente ileso y sin disparar una sola bala de su arma, le preguntó a un comandante “señor, tiene papel de baño”, el comandante, que hasta ese momento había visto morir a más de cincuenta hombres que tuvo a su cargo, no supo qué responderle al soldado, la pregunta era muy estúpida y la situación, la más errónea para ésta. De las tantas características poco reconocidas de la estupidez está el hecho de que puede desatar miles de sentimientos, todos contrarios al contexto en el que la estupidez se desarrolla, en el caso del soldado y su comandante, la estupidez del soldado hizo que el comandante se diera cuenta de que su vida, y capacidad de comando eran una mancha anónima en un mundo en guerra. El comandante se suicidó pocos momentos después de escuchar la pregunta del soldado.

- ¡Suficiente! - Metatron deja caer el paquete de sus manos y mira al cielo enfurecido - ¿Para esto me mandas a este lugar?, ¿para conocer a un pendejo cuya máxima preocupación es saber si soy pariente de Flash?

- ¿Disculpe, se encuentra bien?

- ¡Respóndeme! - Metatron está tan frustrado y enojado que sigue quejándose sin tomar en cuenta a Deavid - ¡Sabes qué!, ¡Renuncio!, no más hablar por ti, no más escuchar a estos simios malagradecidos, no más, ¿entiendes?, ¡no más!, ¡RENUNCIO! - las últimas palabras de Metatron se escucharon con un eco sordo a través de todo el pasillo, probablemente porque el pasillo es grandote y el sonido rebota de lo lindo, lo que ya no tuvo una explicación tan sencilla, fue la gran cantidad de truenos que cayeron justo cuando dejo de hablar.

- ¿Qué demo...? - pregunta Deavid, pero es interrumpido por Metatron.

- Shhh... - se lleva su dedo índice a la boca, indicándole que guarde silencio - No blasfemes, no en este momento.

- ¿Qué pasó?

- Renuncié - Estira sus brazos y se pone de puntas para disfrutar de su nueva libertad.

- ¿Renunciaste?, no entiendo, ¿los empleados de DHL pueden renunciar gritando?

- No soy un empleado de DHL... - algo no está bien en la cabeza de Metatron, no sabe cómo se llama la persona con la que está hablando y debería saberlo - ...¿cómo dices que te llamas?

- Deavid... Deavid Author, o El Autor, así me dicen todos.

- Que raro... yo soy Metatron Rickman, pero si quieres sólo llámame Metatron, y no, no me gusta que me digan Meta, ni Tron, ni nada por el estilo, llámame solamente Metatron ¿ok?

- Entendido -afirma Deavid con singular alegría.

- Dime algo.

El Autor trata de entender lo que pasa, pero no por más que lo intenta, su mente está completamente en blanco.

- ¿Sigues aquí muchacho? - pregunta Metatron mientras le truena los dedos frente a la cara a El Autor.

- Sí, sí, perdón, querías decirme algo ¿cierto?.

- Así es, dime, ¿te gustaría tener un empleado que no cobra nada y puede ser tu portavoz en cualquier momento de la vida?

- Supongo que sí.

- ¡Muy bien!, considerando que acabo de renunciar y que tú eres una persona que por algún bizarro motivo, al igual que mi última jefa, no comprendo, dime, ¿me contratas?

- ¿Ehhh? – hay algo raro aquí; eso es algo que El Autor comprende perfectamente, ¿qué es?, eso lo que ya no sabe. Este sujeto, Metatron... se ve muy curioso, y su velocidad así como sus gritos que atraen la electricidad son cosas que no se ven seguido, ¿será una señal? - ¿yo voy a ser tu jefe?

- Sí, y no te preocupes, puedo desaparecer y aparecer en cualquier momento, así que el espacio en tu oficina no me importa.

- Pues... supongo que sí, estás... ¿contratado?

- ¡Excelente!, por cierto muchacho, ten tu paquete -levanta el paquete del suelo, le quita el polvo y cordialmente se lo entrega a El Autor.

- ¿Ya, ya eres mi empleado?

- Literalmente hasta el fin de la eternidad.

- ¿Esto es algo gay?

- No muchacho, hay muchas cosas que todavía no comprender-tú.

- ¿Cómo tu velocidad?

- Por ejemplo...

- Podríamos comenzar por eso, a ver, explícame.

- Dios... - Metatron pone su brazo en el hombro de Deavid y lo jala para ir hacia su departamento - esto va para largo... necesitaremos tequila, mucho tequila.

- No tengo tequila...

- No te preocupes, en el paquete hay, vamos para que te cuente.

El Autor agita la caja, pero suena vacía, de hecho pareciera que no hay nada dentro, pero hoy están pasando cosas muy raras, probablemente será mejor no tratar de entenderlas, menos si alguien, como este sujeto que se hace llamar Metatron Rickman, puede explicarlas.

- Vamos jefe, estoy a su disposición, pero no me gustar perder mi día en un pasillo oscuro.

- ¿Qué hay de Filemón?

- No te preocupes, en un rato no se acordará de nada.

Los dos suben las escaleras al segundo piso, Metatron sabe que hay algo extraño en El Autor, pero éste todavía no sabe lo que es la rareza, así como tampoco sabe, que hoy, será un día de lo más cotidiano a comparación de lo que están a punto de vivir.



Ruvalcaba te recuerda:
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19 comentarios:

Elsie dijo...

¡Uy!, ya me quedé con ganas de leer la continuación, pero creo que tendré que esperar un par de días.

Saludos.

Anónimo dijo...

Reverencia...GRAN AUTOR!!

M a r c o dijo...

Quisiera saber de donde chingados sacas tantas mamadas, digo inspiracion para escribir todo esto y ademas ponerle comerciales al asunto por que ni siquiera dice continuara por eso supongo que son comerciales en lo que publicas la segunda parte.

Alejandro dijo...

Este es como uno de esos cuentos que escribe mi novia... ya ves pinche David, por tu culpa se me fué la idea de lo que queria escribir... ni modo, tendre que seguirte leyendo hasta que me acuerde.

Anónimo dijo...

Mhhh...

Supongo que continuará o ¿no?, dgo mis neuronas estan agonizando pero captan!, espero que no tengan que pasar varios dìas para poder leer la continuación, nuevamente, felicidades!!, no tengo ni la menor idea de como chingados le haces para ue se te ocurran tantas cosas, y lo mas extraño, ¿còmo le haces para tenernos a tantos cabrones tan entretrenidos?, tratare de no expliacrmelo y seguir fumandome tus posts!!

Djorek dijo...

efectivamente. la pregunta es, ¿como putas tienes (nos tienes) a tanto pendejo entretenido con tus excelentes escritos? . Me agrada bastante tu blog. Un saludo.

grillermo dijo...

Apuesto a que la caja es una especie de bolsa del gato felix pero para mexicanos problema.

Anónimo dijo...

no mames mejor me voy a la chingada, me da hueva leer toda esa madre :P

Anónimo dijo...

La Iglesia de Batio haría papilla sus comentarios. Sus post son retrogradamente infantiles, estúpidos y pretenciosos. Cuando kieran aprender, avisenme, con gusto lord batio los sodomizará.

Roq dijo...

No creo que la iglesia de Batio se está quedando sin culturosos, ¿O sí, maese Chango?

- M. B. - dijo...

Maaaa, me quede picado.

Anónimo dijo...

Esta rifado todo tu escrito El Autor, ya hacia falta leer algo del Metatron, no mames nada tiene sentido, el unico sentido que le veo es que aqui me tienes como idiota leyendo mamada, eres un genio.
P. D. ¿Neta no tienes amigos?...

Luis dijo...

jajaja, el Chango utilizando K's? pffft.

Y a los demas, se aprende a escribir asi leyendo y sacando la cabeza del culo, cosa no muy dificil, pero aun alejada para muchos, por lo que veo.

Cabron, ahora tardate dos semanas.

Zorro dijo...

El humor atrae a las masas jajaja.
Queremos la continuacion.

Buen Post !

Roq dijo...

Huevo, no me había fijado en eso de las "k", cierto que es algún pendejete tratando de hacerse pasar por el Chango... Que jodidamente patética manera de cagar la madre.

Anónimo dijo...

Me ENCANTO!!!! ya quiero leer lo que sigue!!! por favor no nos hagas esperar mucho!!!

El Zacko dijo...

Wow, vaya historia, algún día lograre hacer que mi cerebro trabaje a ese nivel, naaaaaaaaaaaah, buen relato, solo resta esperar el siguiente.

SLSC dijo...

uuuuOOOOOOraleeeee, que chingón, el AUTOR es bien chingón, y ahora comprendo tantas cosas, por favor Maestro, continue por favor.

Anónimo dijo...

la introduccion no tiene madre!!, rulea, wow, no manches, que ingenio, que creatividad, que talento!!



pd: no soy calleja

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