Algo que estoy seguro que afecta a nuestro mundo es la gran cantidad de personas que se llaman de la misma manera. Veamos un ejemplo, ¿cuántos Pedro Pérez González crees que existan?, ¿uno, dos, tres, cuatro... millones?, eso sólo si contamos a los del Distrito Federal y descartando todas las variaciones de los apellidos (Ejemplo: Peres, Gonzales, o Perez sin acento).
Pero gracias a las deidades paganas que iluminaron a nuestros hábil, inteligente, maravilloso y audaz gobierno, hay algo llamado, burrocracia.
El diccionario de la Real Academia Española define burocracia como:
1. f. Organización regulada por normas que establecen un orden racional para distribuir y gestionar los asuntos que le son propios.
2. f. Conjunto de los servidores públicos.
3. f. Influencia excesiva de los funcionarios en los asuntos públicos.
4. f. Administración ineficiente a causa del papeleo, la rigidez y las formalidades superfluas.
Pongamos atención en la tercera y cuarta definición, la burocracia ha llegado tan lejos en su ineptitud que incluso la Real Academia Española lo resalta en su diccionario, pero eso es poco, porque este diccionario, a fin de cuentas es para pinches gallegos, y por lo tanto, no saben lo que es la burrocracia mexicana, por una simple razón, no la han experimentado esos hijos de su puta y suertuda madre, sí, tengo envidia, ¿y?
-El Autor.
Metatron’s Lounge presenta:
Vive y deja morir.
Que hermoso día, todo parece ser, como casi todos los días al comenzar, perfecto. El Sol da su cálido saludo a toda la raza humana, altos, flacos, chaparros, gordos y negros, para nuestro astro luminoso, todos somos iguales y todos merecemos un cachito de su luz.
Ya despierto, bañado, vestido y desayunado, te propones a darle a la vida, en este especial día. Pero, ¿por qué es especial?, simple, hoy es lunes, lo cual le quita perfección a tu día, pero no es cualquier lunes, es uno espectacularmente diferente porque dos días atrás hubo una gran juerga, en la que tu ebriedad no te hizo perder tus zapatos porque en vez de eso perdiste tu cartera.
Perder la cartera, es algo nefasto y con temor a sonar “pudiente de alcurnia”, a veces no te duele tanto perder el dinero que por lo general contiene este accesorio. El billete, hasta cierto punto, es recuperable, lo que realmente te arde es la documentación, ¡ahhh su puta madre!, eso sí es de la mierda, credencial de elector, licencia de conducir y con un poco de mala suerte un R.F.C. original. Las posibilidades de qué documentos oficiales puedes perder, ciertamente es limitada, pero toda es igual de castrosa.
Al analizar tu situación, te das cuenta de una triste realidad (curiosamente, más triste de lo acostumbrado), tu lunes, en particular “ESTE LUNES”, ya está muy lejos de ser perfecto, de hecho, ahondando en la distancia, está más o menos por ahí de Alfa Centauri, y esto es porque la perfección, al dejar un sitio, viaja más rápido que la luz, y probablemente es por su apabullante velocidad que nos cuesta tanto trabajo darnos cuenta cuando ya nos cargó la chingada.
Como el correcaminos al escapar del coyote, la perfección, también deja una silueta de polvo que por lo general intentamos analizar en vez de dejar de comer miembro e ir tras ella. En esta silueta de polvo tendemos a ver cosas que realmente no están ahí, como “el lado positivo de las cosas”.
En este particular caso de extravío de cartera uno piensa que los documentos ya estaban viejos, que las fotos de las credenciales ya estaban pasadas, y que lo único que reflejaban era cuán hippie o darky te veías en esas épocas en las que las sacaste, por lo tanto, muy erradamente piensas “que bueno que se me perdió la cartera”.
Llamas a tu trabajo y le dices a tu jefe que hoy no irás porque vas a hacer una reposición de los documentos que perdiste, hasta eso, tu jefe sabe lo que es estar hasta las trancas y perder la compostura y con ésta, la cartera, así que te da el día libre, que bien, igual y la perfección ya no está tan lejos... sí claro, te descontaron el día.
Nuevamente tomas el teléfono, esta vez para llamar a las compañías bancarias y asegurarte de que cancelaron tus tarjetas, porque a pesar de que eres lo suficientemente pendejo como para perder tu cartera, no lo eres como para olvidar cancelar todo lo cancelable en cuanto te diste cuenta de que lo perdiste todo.
Hasta eso, te atienden rápido en los diferentes bancos y todo parece estar bien, tus reposiciones ya están en fila y nadie ha comprado una televisión de plasma, un auto o un país pequeño como Andorra, con tus tarjetas, ¡que bien!.
“Vaya, la burocracia en verdad sirve, que bueno que soy parte del sistema”, eso piensas en este momento, pero tu limitado razonamiento no te permite ver lo equivocado que estás y decides que sería una buena idea ir a tramitar tu licencia de manejo, es una identificación con cierta validez oficial, y hasta donde te quedaste es fácil sacarla.
Nuevamente analizas la silueta de polvo que dejó la perfección y crees ver otro aspecto positivo, tu licencia ya estaba caduca y ya te habías metido en un par de problemas por no tener una al día. “Puede que esto de haber perdido la cartera sea lo mejor”, de nuevo, estás en un error, pero todavía no te das cuenta.
Te subes a tu coche, esta vez manejas con más precaución de la necesaria, después de todo, no quieres que algún honorable servidor público te detenga para pedir tus documentos. Llegar a la delegación más parece un camino sin final, así que procuras no darle mucha importancia a la gente que te recuerde a tu madre por ser el único idiota que obedece los límites de velocidad y que los microbuses, a pesar de sus constantes paradas, te rebasan por la derecha.
Buscas un estacionamiento que se vea decente, y es que no quieres dejar tu coche en la calle, no importa que sea un pinche Chevy del año del caldo, es tuyo y la gente, según tú, lo sabe, así que te lo puede rallar sólo para molestarte.
Dejas tu carruaje en el estacionamiento que a tu parecer, llena las formas sanitarias necesarias para tu fino automóvil, y con tu fólder azul lleno de documentos básicos como acta de nacimiento, esa credencial extra de elector que sacaste cuando estabas matudo y un comprobante de buena conducta, te diriges a la delegación.
Llegas a la delegación y al mirar a una chica muy simpática que tiene un puesto de fotocopias en la entrada, recuerdas que no traes fotocopias de tus documentos, y siempre, pero siempre te piden copias, la saludas y ella muy cortés te regresa el saludo, acto seguido le pides unas fotocopias.
-¿Va a hacer algún trámite en la delegación?
No hijita, hoy es el día que saco a orear mis documentos y como los vi muy solitos les quise hacer unos hermanitos. Obviamente sí, de lo contrario no vendría a este pinche lugar olvidado de nuestro señor... jefe de gobierno. Como sea, saca tus copias y justo al levantar tu mirada checas una fila moderada de gente, que al igual que tú, va a sacar una licencia de conducir, ¿cómo sabes eso?, fácil, hay un gran letrero que dice “Trámites de vialidad” junto a la fila, te diriges hacia ella, no sin antes pagarle a la simpática muchachita de las copias.
-Gracias joven, oiga, ¿ya hizo su pago?
No pendeja, el dinero que te di es porque estás muy bonita y siento que tu servicio vale exactamente lo mismo que las copias.
-No joven, me refiero al pago en el banco, para cualquier trámite en vialidad usted necesita una forma universal.
Puta madre, ¿qué es eso de una forma universal?, lo único que se me ocurre es una forma de pago para He-Man, me lleva el palo, ¿dónde puedo conseguir una de esas chingaderas?.
-No se preocupe joven, la venden en cualquier papelería.
Excelente, cualquier papelería... un momento, ¿dónde carajos hay una de esas chingaderas?, estamos en medio de la nada, ¿por qué chingados ponen estos pinches edificios en lugares horribles, con eternas obras públicas que los hacen aún más incomunicados?, ya valí verga.
-Pues la papelería está ahí atrás, ahí venden las formas universales, por cierto, le recomiendo que compre una pluma por si las dudas-.
Bien chamaca, sabía que eras especial, tú sí sabes qué pedo, seguramente fui tu obra buena del día, pero me vale, me ayudaste y yo ya te pagué tus copias, por lo tanto, estamos a mano. Veamos ¿qué pedo con esta papelería?.
En el mostrador hay un cabrón leyendo el Ovaciones de una manera tan de hueva, que si buscaras en el diccionario la onomatopeya “Splat”, seguramente verías una foto de este tipo. Pasas unos segundos frente a ese cabrón, de hecho es casi un minuto, aclaras tu garganta para señalarle de una manera “sutil”, que existes y que requieres de sus servicios, el hombre te ignora, supongo que la última victoria del América absorbe por completo su atención. En su pequeño cerebro seguramente se está diciendo a si mismo: “ganamos, a huevo, nos las pelaron, ganamos, somos la verga”, ¿qué ganaron?, no tengo idea, igual y se refiere a él y su familia que apostaron la jubilación del abuelo en el partido, eso o en diminuta mente, cree que la victoria de un equipo al que él apoya también le corresponde, y que según él, es gracia a su apoyo que ganaron, realmente no estoy muy seguro, pero es probable que la victoria de un equipo tan nefasto como el América de deba al dinero que le dieron al árbitro y ¿por qué no?, al otro equipo.
Tu ya estás desesperado, el cabrón parece que no se moverá, vuelves a aclararte la gargante, esta vez te hace caso; con pereza dobla su periódico y la guarda debajo del mostrador.
-¿Si, qué quiere?
Nada idiota, estaba estirando las piernas y las muy pendejas me trajeron a tu pinche changarro piojoso, pero mira, ya que preguntas dime, ¿cómo quedó el América?. Pinche asno de mierda, vengo a buscar un forma universal, ¿tienes?
-Sí, si tenemos.
¿Y qué estamos esperando para que me la des?, ¿será acaso el triunfal retorno de Zague?, órale costal de hueva, dame una que llevo prisa.
-Son diez varos, ¿sólo quiere una?
Interesante, cuando uno de estos hijos de la chingada te ofrecen dos de lo mismo es porque probablemente es algo complicado de llenar y las posibilidades de cagarla son altas... sí, se me hace que me llevo dos.
-Entonces son veinte varos joven.
Órale, pinche Einstein, eres grande, no mames, sin tu ayuda nunca le hubiera atinado al mágico número resultante de dos veces diez.
Miras la forma universal y es una chingadera llena de colores y cuadritos, como es de suponerse, llenar esta madre es tan fácil para ti como desarmar una bomba termonuclear, esto te obliga, nuevamente, a depender del pendejo fanático del Ovaciones y preguntarle cómo usarla.
-Híjole...
No, híjole no, eso siempre es malo.
-... mire, es que el chavo de la papelería no está, yo soy de la tienda de dulces y me pidió que le cuidara el changarro, pero yo creo que en la delegación le sabrán decir.
Gracias hijodeputa, eres de mucha ayuda, tu habilidad para resaltar lo obvio es excelsa, te pregunte a ti porque no quería ir hasta allá.
Procuras bloquear la incompetitividad característica de tus compatriotas y que tu impaciencia te orilló a largarte de la papelería en vez de esperar al fulanito que, se supone, tendría una idea de cómo llenar esa madre, pero no importa. Ya tienes la forma, y nuevamente, vas a donde se hacen los trámites de vialidad, de reojo checas y la fila no ha crecido mucho, de hecho podríamos decir que hay un par de personas menos, eso te alegra. Tomas tu forma y te acercas al primer pendejo de traje que tenga aunque sea la más mínima apariencia de que sabe cómo está el pedo.
-Buenos días, ¿qué tipo de trámite viene a hacer?
Vengo pagar mis impuestos y a renovar mi licencia de prostituta pendejo. Obviamente vengo a hacer uno de vialidad, para ser específicos, una licencia de manejo.
-Ventanilla número tres por favor.
Gracias compadre, al fin escupes algo útil, pero mira, necesito saber dónde hacer el pago por mi licencia.
-Ventanilla número tres por favor.
Seguramente tu cerebro sólo tiene un copy-paste barato carnal, pero mira, te voy a dejar pudrir en tu mediocridad una vez que me digas dónde hacer este pago.
-Ventanilla número tres por favor.
Okey, lo tomaré como un “ódiame porque tu desprecio me alimenta”.
Te diriges a la ventanilla número tres y hay una fila de cómo cuatro cabrones. El de hasta adelante la está haciendo de pedo por algo, ni idea de qué sea, pero como es la costumbre, cuando tú tienes que llegar a algún lugar, siempre habrá un idiota que le quita el tiempo, el humor y las ganas de trabajar a aquella persona con la que necesitas hablar, aunado a eso, lo que tú vas a hacer, es algo simple, una vil preguntita.
A diferencia tuya, que ya sabes que no se puede contra la burocracia, al cabrón que está en el primer lugar de la fila le cuesta más o menos diez minutos percatarse de este hecho; pero si consideramos que estás en un chiquero lleno de gente con caras más largas que el pito de un burro, diez minutos, son una eternidad; pero no sólo eso, la ley de Murphy dice que si algo puede salir mal, saldrá, y aquí hay muchas cosas que pueden salir de la mierda, en tu caso, son otros diez minutos por cada cabrón que hay frente a ti; al ser tres personas las que hay, mas el pendejo que se acaba de retirar, es mucho tiempo, demonios, ¿dónde está el chalán de la tienda ahora que necesito saber cuánto tiempo he perdido?
Cuarenta minutos son los que tienes que esperar para llegar al principio de la fila y formular una simple pregunta “¿Dónde o cómo PUTA MADRE (resaltemos el PUTA MADRE) pago esta forma universal?”
-En el banco joven.
¡Puta la puta, gran puta, puta madre!, ¿esperé cuarenta minutos para que me digas que es en el banco?, no mames, no mamen, pinche sistema de la mierda.
Miras al hijodeputa que te mandó a la ventanilla número tres y muy sutilmente le rallas la madre. En fin, sales nuevamente de la delegación y vas al primer banco que ves, a un Santander, entrar a un banco en lunes no es un gran problema, de hecho no es una gran odisea, después de todo, los lunes casi nunca hay gente en los bancos y tus máximas preocupaciones es que asalten el lugar o que sea quincena, afortunadamente, checas tu calendario y es el día 21 de algún mes, no hay problema, ¿en cuanto a los asaltos? Estás frente a una delegación, sólo alguien muy estúpido asaltaría un banco frente a una delegación, te metes a la cola más corta que ves y esperas tu turno.
Al fin, tras unos minutos de espera, es tu turno, la señorita de la ventanilla parece molesta, así que procuras no joderla más de la cuenta y le dices que vas a pagar tu pinche formato universal.
-¿Ya tiene su línea de captura?
I beg your pardon? What the fuck is that?
-Ahhh, mire, pues lo que pasa es que necesita que le hagan una línea de captura, puede ir al café Internet que está cruzando la calle, ahí lo sacan todos.
Cuando Dios es tan cruel con una persona, esa persona recuerda lo mucho que ganan los gringos, lo bonito que es Inglaterra, el apoyo del gobierno que se ofrece a los desprotegidos en Dinamarca, así como las prestaciones que el gobierno canadiense da a los que no tienen trabajo, por un momento, uno muy pequeño, sonríes, y de pronto, con la misma velocidad con la que la perfección se alejó de tu día, te das cuenta de que estás en México y es en este momento, en el que sientes que algo dentro de ti te dice “¡loooser!”
Sales, cruzas la calle, llegas al café Internet, y pareciera que todos quieren una puta línea de captura, así que esperas tu turno.
-¿Qué se le ofrece?
¿Tiene usted un frasquito de sarcasmo?, fíjese que ya se me acabó el mío y no tengo nada hiriente que decirle, eso y una línea de captura.
-¿Tiene su forma universal?
¡Ja-já!, no sólo tengo una... ¡Tengo dos!, cuando tu vas yo ya fui y vine, ¡Muahahahaha!
-Muy bien, por una línea de captura son treinta pesos.
¡Qué!, ¿treinta machacantes?, eso es lo que cuesta mi comida... pero bueno, los pagaré, supongo que hacer una línea de captura es una de las tareas más complicadas que hay en este mundo y que no cualquiera puede hacerlo.
Te mandan a esperar a una silla que está frente a un chavito de exageradamente catorce años, que al parecer está chateando, al paso de unos minutos, el puberto ese te habla.
-¿Usted quiere una línea de captura?
¡A la madre!, es cierto eso que dicen en el Discovery Channel, la juventud de hoy en día está realmente adelantada, mira que un pinche mocoso llena formatos para pagos de vialidad, órale, chingón, este chamaco ha de ser como Doggie Houser.
-Sus datos por favor...
Le das tus datos al chamaco y te percatas de dos cosas, el pinche morrito acaba de abrir una página de gobernación y que el ‘ché escuincle teclea de a dedito brincolín. Con una rechingada, de haber sabido que la forma esa se llenaba en Internet lo hubieras hecho tú mismo, pero ya ni modo, ya te apalabraste a pagar treinta varos y te jodes.
-Listo, présteme su formato para imprimirlo.
Por favor cágala pinche chamaco, para que así por lo menos diga que traía otra forma y darme una pequeña victoria. Vamos... ¡cágala, cágala!
Como es de esperarse... no la caga, pinche chamaco, tal vez sí es como Doggie, pero bueno, ya tienes tu formato listo, es hora de ir al banco a pagar. Sales del pinche café Internet, te dirijes al Santander y tu entusiasmo por poco te impide ver el letrero gigante que dice “Pagos para vialidad hasta las 12:00 pm”, con temor miras tu reloj, en tu corazón hay una pequeña gotita de esperanza que da la ilusión de que todavía tienes tiempo, lo miras y ¡TOING!, son las 11:55 am, efectivamente, todavía tienes tiempo, muy poco pero tienes y antes de lanzarte a la aventura miras las posibilidades.
Hay una señora argüendera en una de las cajas.
La fila más pequeña es de cinco personas.
La cara de la gente haciendo fila no es amigable, por lo tanto, pedir que te dejen pasar, queda descartado.
¿Vale la pena lanzarse?
Respuesta: Nel.
Deprimido, cabizbajo y casi derrotado recuerdas que HSBC es el banco ajonjolí de todos los moles, y que es muy probable que una de sus estrategias para posicionarse, consista en recibir pagos a todas horas. Ahora, hay que dejar muy claro que tu mente no es tan avispada, lo que pasa es que justo enfrente de ti hay uno de estos bancos, ya que si realmente estuviéramos buscando un banco pedorro que quiera hacerle la barba a sus clientes, la opción lógica es El Banco Azteca.
Te metes al HSBC, haces tu fila y fuera del flato de la señora gorda que hay frente a ti, no hay mucho que esperar, haces tu pago, cruzas los dedos y ¡Listo!, ya tienes tu formato pagado con un hermoso y aforme sello morado que lo abala.
Llegas a la pinche delegación y vas directamente a la ventanilla número tres, esta ves, según tú, ya no te la aplican, pero hijo mío, estás equivocado, por lo menos tendrás que esperar a que la fila te permita pasar, y eso no será rápido, siempre habrá no uno, ni dos, sino mínimo tres chiflados que piensan que podrán tocar corazón de una empleada gubernamental entrenada para ignorar las quejas del vulgo.
Cuarenta minutos después (esta vez a alguien le costó veinte darse cuenta de que no puede contra el sistema), es tu turno.
-Buenas tardes.
Si, claro... buenas... mire, vengo a sacar mi licencia de manejo...
-A la ventanilla de allá.
¡Qué!, un momento, antes de mandarla a chingar a todas las mujeres de su árbol genealógico hasta las épocas de Maximiliano, dígame, ¿puede usted ayudarme?
-Sí, sí puedo.
Excelente, en ese caso mi mentada sólo llegará a las épocas de Porfirio Díaz, dígame, ¿puede ayudarme con mi licencia?
-Sí, sí puedo, vaya a la ventanilla de allá.
Calma... calma... no le digas nada, no te pongas a su nivel, no se lo merece, es más, cuenta hasta diez y justo cuando le des la espalda tírate un pedo.
Caminas hacia “la ventanilla de allá”, sólo hay alguien delante de ti, una señora de unos cuarenta y cuatro años, por un momento piensas que está sacando su licencia, pero curiosamente no es así.
-Y que le digo, no, no manches.
-¿En serio?
-Sí, y entonces que le prendió a la radio maita y que es el Panda.
-¡Jiote, jiote, jiote! ¿Y qué le dijistes?
-Pus naaada, es el Panda.
Par de arpías de la Basílica de Guadalupe, lárguense a contar los pormenores de sus vidas a otro lugar, aquí hay alguien que necesita hacer un trámite y largarse antes de volverse uno de ustedes, quítense ¡Ahora!
Las mujeres se percatan de que existes, y les vale gran verga, tú sólo eres una estadística más, un fulano extra, ellas no obtendrán nada si te ayudan, ahora que si siguen con sus gritoneos y cuentos perpetuos de su encadenada vida a una pareja mediocre, cuyo máximo en la vida ha sido lograr contactar a un locutor de radio para hacerle una broma a “su vieja”, obtendrán mucho, ¿qué?, sólo ellas saben...
Pasan quince minutos y tú ya estás muy de malas, pero tu pobre educación no es tan pobre como la de ellas, así que prefieres quedarte callado antes de hacerlas enojar, en vía de mientras intentas hacer contacto con tus recuerdos y regresar a ese momento en el que estabas tirado en las playas de Mazatlán con tu ahora ex-novia... no, quitemos a la ex-novia... regresas a ese momento en el que estabas tirado en las playas de Mazatlán con esa mujer que era perfecta para ti... que es tu ex-novia... ¡puta madre!, por donde le busques estás jodido.
-Bueno maita, ahí te dejo porque creo que te’stán buscando.
-Órales maita, orita te veo a la hora de la comida.
-Pus es en diez minutos, ¿trajistes comida?-
-Sí, ahí traigo mis topergüers, no seas malita y ahí velos calentando ¿no?
-¡Ajonjolí!
-¿En qué puedo servirle joven?
Fíjese que me quedé muy picado con la broma que le hizo su marido, podría darme los detalles, también me gustaría que me dijera qué clase de magia negra le recomendó el Profesor Gardinni a una mujer tan horrenda para no morir sola en este mundo, por cierto, escuché que tiene hijos, ¿son igual de asquerosos, prietos y chorreados que usted o en su familia han evolucionado a un nivel más deplorable?, ahhh, también, si no es mucha molestia, ¿podría hacer su puto trabajo y sacar mi puta licencia de conducir?, ¡maldita gorda puta!
-¿A ver, trae todos sus papeles?
Todos y cada uno de ellos.
-¿Es reponsición?
¡Es hora de mentir!, las reposiciones siempre son más desmadre, así que dices, no, es la primera vez que la sacas.
-No se preocupes, es el mismo trámite para nueva y para reponsición.
No, no me preocupo, por dentro la estoy mandando a chingar a su madre cada trece segundos.
-A ver, su crendencial de’lector.
Aquí está....
-Órale, se ve re vaciado, ¿en serio es usted?
Órale, que vaciado, pensé que la gente que trabajaba para el gobierno no era tan pendeja y que por lo menos sabía hablar, pero fíjese que acabo de recordar a Andrés Manuel López Obrador y su compló’.
-Oiga, las direcciones de su crendencial de’lector y la de su comprobante de domicilio no concuerdan.
¡Fuck!, ¡fuck!, ¡fuck!, ¿qué hago, qué hago?, no puedo llegar tan lejos para después caer, vamos, piensa, piensa... rápido... la gorda está sudando, te está mirando, vamos, algo tiene que salir, no, un pedo no, bueno, sí, uno pequeño para liberar stress... ahora, algo útil, ¡me lleva!, no se me ocurre nada... ¡futa! Qué mal huele eso... ¡demonios!, te está viendo feo, ¿será por el pedo?... no, no, ya lo tengo, mi padre alguna vez me dijo que en estos casos hay que usar las palabras mágicas: “¿Por favor?”
-¿Perdón?
¡Coño!, esas no eran las palabras mágicas... chingadamadre, ¿abrakadabra?, no, esa no... ¿chin-pun-pan-tortillas-papas?.. no, esas tampoco, ¿cúal era, cuál era?, pinche gorda, ya te está ordenando los papeles para mandarte directito a la chingada, piensa cabrón ¡piensa!... ¡lo tengo!, las palabras mágicas son: “¿Pues qué pasó?, ayúdeme a ayudarme”
-Pus mire joven, yo no debería hacer esto, pero por un cieguito, lo que sea...
¡Cien varos!, pinche ruca abusiva, pero órale, lo que quiero es largarme de este congal de mala muerte.
-Muy bien, tons, ¿cuál dirección le ponemos joven?
Dudo que su poder de observación llegue más allá de ubicar para qué sirve cada una de las manecillas del reloj, pero si consideramos que en la credencial de elector tengo el cabello largo, que en la edad dice 18 años y que los recuadros del reverso sólo llegan hasta el “03”, usemos la de mi recibo del teléfono.
-Órales joven, pus vaya pa’llá pa’ que le tomen su foto y listo, gracias.
Tras tomarte la foto, el tiempo corre rápido, los diez minutos en los que te imprimen tu foto pasan más veloz que otras veces, sin embargo, al tener tu licencia en las mano, un gran vacío invade tu corazón. A pesar de que saliste singularmente bien en la foto, que la nueva licencia ya es permanente, y que tu último calvario consiste en pagar el estacionamiento, algo no está bien... te tomas un par de minutos para meditarlo, y al fin, tras más o menos cuatro horas te has dado cuenta de algo: A pesar de tener en tu manos lo que tanto anhelabas esto no es perfecto, miras al cielo e intentas ubicar qué está mal en tu vida, pero es difícil verlo, está por allá, lejos... por Alfa Centauri.
5 comentarios:
Y dí que te llevó un día...
Tramite de hacienda...
Vengo porque me dejaron un aviso de que como no estuve, el documento que me enviaron lo regresaron, en correos me dijeron que viniera aquí.
¿Sabe que le enviaron?... si pendejo una multa y vengo por ella para que con el pago sigamos manteniendo a pendejos como tu.
No...
Pues entonces no le podemos ayudar, si no sabe que le enviaron, no sabemos donde pudo quedar.
Así es esto...
si una hueva hacer cualquier tramite las placas no se diga
aqui estoy pa q no llores soy tu 4° lector
Wey no te quejes, aqui tienes que hacer un examen escrito donde te preguntan cuantos metros va a derrapar tu carro si vas a 75 millas por hora y frenas a fondo... la mayoria de las personas lo reprueba, y despues te hacen un examen practico donde si tienes suerte es el policia mas negro y feo que hayas visto en tu vida, y que por cierto le caen mal los latinos... el cual tambien esta bien pero bien cabron
Muy buena historia aunque no se si reir o deprimirme ya que tambien he sido victima de la burocracia.
Bueno mal de todos consuelo de tontos.
Hey bato no mames!!! jajaja te la mamaste con esto... la neta que parece que no tienes amigos... en verdad ponte a hacer algo productivo o ya tienes tan de la verga tu vida que tienes que hacer algo asi?? =S que hueva me das jajaja sorry =( pero... mmmmm creo que TU SUX...
aT: Tu PaDrE!!
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