miércoles, abril 18, 2007

Ensueño Tycoon

No sé porqué –se lo adjudico enteramente a la dilatación de los esfínteres-, pero mientras se suelta un poderoso meteorito, el pensamiento es más claro, de hecho tener una epifanía en el trono no es nada del otro mundo. ¡Futa! ¡Cuántos cálculos trigonométricos y ecuaciones tuvieron sentido mientras hacía lodos!, es en serio queridos tres lectores, de no ser por la caca hubiera reprobado cálculo trigonométrico.

El otro día estaba tronándome un cacahuat' y mientras luchaba para que lo nuevo sacara lo viejo escuché en la radio una rola que me inspiró. Y a cagar más suave también.

Sí, ya sé que nunca pongo algo remotamente nuevo –o para usos prácticos, bueno- en este espacio, pero ¿qué quiere querido tercer lector? A veces quiero acá; poner algo que muestre un poco más del sociópata detrás del blog.

¡Ya estuvo suave!, a la verga los pastores, se acabó la navidad.

-El Autor.



Metatron’s Lounge presenta:
La vida detrás del mostrador.

¡Tómala!

Estás en tu casa sentado viendo a la pared. Si bien es una actividad mediocre, poco reconfortantes y absolutamente inútil, no te va a matar, o por lo menos no lo hará durante la próxima hora.

Ahí estás, sentado sin pensar en nada. Por primera vez en mucho tiempo, tu subconsciente no está ahí restregándote en la cara lo poco o mucho que eres. Casi nunca te dice que eres mucho.

Mientras observas la pared como si esperaras encontrar la silueta de Nelson Mandela en el tirol un momento de gran silencio te ataca. Horror.

Es casi imposible encontrarse en un completo silencio en un lugar como La Tierra; el hecho de que somos tantos los seres que la habitamos (que conste que no sólo contamos a los seres humanos), hace que el planeta sea un tanto ruidoso. Marte también lo es, pero hasta acá no se escucha.

El silencio que solemos captar cuando estamos, según nosotros, “pensando”, no es más que la asimilación momentánea de todos los ruidos que nos rodean. Algo así como lo que hacen un juez de línea con la estrepitosa cantidad de mentadas de madre que le llueven cuando marca un fuera de lugar que no es.

Sin embargo, hay momentos en los que, en efecto, hay un silencio total ¿cómo se provoca este fenómeno? Lo explicaría, pero no lo entendería; lo importante es que esa ausencia de sonido es más ruidosa para que todas las explosiones del mundo juntas. O un chingo de mentadas de madre, pero eso sólo aplica con mediadores deportivos.

Es aquí, cuando no hay ruido que al fin reaccionas y te das cuenta de que el mundo es un lugar realmente escandaloso, pero más importante aún: te das cuenta de que la única manera en la que podrías ser menos productivo es si fueras la pared tiroleada que estás mirando, en cuyo caso, serías el objeto de ocio de algún pobre pendejo sin qué hacer como tú.

Okey... es hora de hacer algo. Decides ir a ver la tele. Productivo.

En tú búsqueda por algo excitante entre los canales, te topas con los problemas a los que se enfrentan Linterna Verde y Flash en La Liga de la Justicia Ilimitada. Esos sí son dramas chingones, de esos que hasta parecen romanos.

Aprovechas los comerciales para ir a la cocina y servirte un vasote con agua; tras un par de tragos, recuerdas que el agua simple te caga, así que le pones un poco de azúcar para según tú: “mantener el feeling saludable sin sacrificar el gusto”.

De regreso a tu sala, alcanzas a mirar en la tele un anuncio de Coca-Cola. Realmente no viste todo el comercial, sólo el final y tal como lo planeó el equipo de mercadotecnia de la compañía, en tu mente se quedó impregnado el pedorrísimo slogan que dice “Toma lo bueno”.

En tu mente retumba “Toma lo bueno”, tanto que no puedes concentrarte en las peripecias de La Liga de la Justicia. Esto crea un conflicto en tu cabecita loca, pues no estás disfrutando de tu agua, no estás disfrutando de tus dibujos animados y lo más imperante, si no te apuras a disfrutar de las aventuras de Flash y Linterna Verde te enfrentarás al castigo de tener que ver a los Teen Titans y mi hermano:
No-quieres-que-eso-pase.

Toma lo bueno... Toma lo bueno... Toma lo bueno... Hay algo detrás de ese mensaje que no te deja pensar bien... Es eso o el tema de Teen Titans. Probablemente es la melodía. ¡Qué! ¿Ya están los pinches Teen Titans? ¡Mierda!

Muy bien amigou: la mejor opción es correr del cruel destino que te depara la programación... Un momento... ¡Por supuesto! Era tan claro... Toma lo bueno... correr... ¡En efecto!

Si tomas lo bueno de tu casi patológica aberración hacia los Teen Titans, entiéndase por esto huir, te verás corriendo, si de la misma manera miras esas llantitas te percatarás de que hace un buen tiempo que no te ejercitas, por lo tanto la opción es salir a dar el trote. ¡Era tan obvio!

Inspirado y lleno de energía, caminas a tu recámara y comienzas a buscar algo que desde hace mucho tiempo no tocas...

Por lo general, la actividad deportiva está ligada a imágenes de atletas en entallados uniformes humedecidos por el sudor, tan entallados y mojados que parecen pintados sobre sus cuerpos; en tu caso está ligada con telarañas y polvo.

Buscas esos tenis que te regaló tu madre hace cuatro años que sólo te pusiste un día que no encontrabas tus chanclas y te urgía ir por cigarros a la tienda. Sólo hace falta que muevas el set de pesas que te dieron en la compra del servibar para encontrarlos.

Ahora buscas un pantalón que haga juego con tus tenis, lo ideal sería un pants, pero nada en el mundo te hará usar el trapo que usas para secar el piso del baño, así que te pones unos hermosos ‘chorcitos’ que tienen la -casi mágica- característica de hacer que la gente recuerde a Lee Majors cuando era galán e interpretaba a Steve Austin. También hacen que la gente se cague de la risa de ti.

Listo, puesto y dispuesto, sales a la calle con la idea de tomar lo bueno de unos laps alrededor del parque.

Das tus primeros pasos fuera del departamento y la gente te mira como si fueras un viajero del tiempo, tus chors ya están cosechando sus primeros resultados. Haces como que no te importa, pero dentro, muy dentro de ti, algo muere con cada mirada desconcertada y risita burlona.

Pero ya estás en modalidad deportiva-setentera-casi-ochentera, así que comienzas a trotar hacia el parque, llegas a una esquina y esperas a que se ponga el semáforo te favorezca para cruzar...

Esperas... Esperas... Esperas... Esperas... Esperas... No mamar... Esperas... Esperas... ¡Puta madre! ¿Pues que este semáforo detiene el tránsito de una interestatal o qué mierdas? Esperas.... Sigues esperando... ¡Al fin! El semáforo te favorece para cruzar, pero justo cuando estás en medio de la calle, un pendejo en un Audi TT se amarra los frenos porque casi te atropella.


-¡No mamez bro! ¡Fíjate por dónde caminaz pinche Zézar Cozta!

-¿Guadafoc? A ver niñato... me sorpende en alguien como tú que la lucesita verde que está colgando en un poste no llamara tu atención ¿o qué? ¿Sólo la refracción de la luz solar en latas vacías y en papel aluminio pueden desvían tu mirada?
-¡Pues tengo el siga idiota!


-Pinche jodido peatón de mierda aborto de Zézar Cozta... ¡Ándale, ya pázale on fire que tengo priza!

-No, hombre... ¡Gracias! ¡Qué amable es usted! Digo, no todos los días tengo el gusto de que un émulo de Emerson Fittipaldi me de el paso mientras practica para la Fórmula 1 en las calles de La Ciudad de México.
-(Te limitas a mostrarle al tipo en cuestión que puedes levantar tu codo a la altura de tu rostro)


Cruzas la calle, no sin antes desear que el sujeto en cuestión muera (tras un sonoro chingadazo en el suelo) de un paro cardiaco y sigues tu camino.

Al fin estás en el parque, ¡qué bonito es el parque!, hay niños corriendo por todas partes, viejitos caminando, parejitas de pubertos sabroseándose los órganos reproductivos a través de la ropa, un chingo de graffiti en las bardas aledañas y personas sospechosas con gorros que venden bolsitas con lo que tú crees que es azúcar, harina, talco o cal... Pensándolo bien no es tan bonito el pinche parque. Además, ya está comenzando a calar el aire y tú sólo traes puestos unos chorcitos.

¡No ni madres! ¡Fuera los pensamientos negativos! Viniste a tomar lo bueno y lo bueno has de tomar, así que comienzas a hacer, lo que según tu mente te dicen son ejercicios de flexibilidad y calentamiento; para el resto de la humanidad son una razón más para cagarse de la risa de la errónea sintaxis visual que se conforma entre tú y tus chorcitos.

Con tu calentamiento completado, te dispones a trotar. Hay de dos sopas, ir a correr a la trampa mortal hecha de tezontle y graba que de lejos, muy de lejos parece una pista para correr o hacerlo alrededor del parque por la acera.

Checas tus posibilidades.

La trampa mortal fue –asegún esto- diseñada para correr sobre ella, sin embargo, hay leyendas de que fue construida por kurdos con órdenes de usar la premisa de las canicas raspositas. En otras palabras, es fácil resbalar y quedar tan raspado, rasguñado y mancillado que tu único uso práctico después del accidente sería el de inspiración para el equipo de maquillistas de un filme de George A. Romero.

La acera no está del todo mal, es sólida y si te caes no pasará del golpe y las risas, sin embargo, hay una bronca. Por aquí también transitan peatones; y como suele ser con estas bestias, son tan irracionales como son azarosas. Siendo honestos, correr entre ellos sería agotador a nivel físico y mental.

  • Físico porque estarías en un constante slalom mientras esquivas a la gente que camina por la calle.
  • Mental porque siendo honestos broder... esos chorcitos son ridículos, cada checkpoint del slalom consistiría en risas y uno que otro “mira a ese pobre pendejo” seguido de más risas.

Pones las cosas en la balanza y llegas a la conclusión de que no estás en forma para aguantar un slalom, sin embargo, la realidad es que llegas a esta conclusión por influencia del poco pudor que queda en ti. La (trampa) pista para correr es la opción.

Comienzas a trotar a un buen paso... cinco minutos después te das cuenta de que estás muy fuera de forma y comienzas a tirar el bofe. Justo cuando estás dispuesto a dejar esto por la paz y regresar a tu casa a vivir tu mediocridad ves una señal.

Una vieja buenísima te rebasa rápidamente, pero no lo suficientemente rápido. Con tu visión de soltero-pito-flojo alcanzas a ver que no trae anillo de compromiso, además, de la cintura de la licra que tan deliciosamente se amolda a su trasero, no cuelga ningún teléfono celular. También te das cuenta de que no trae ropa interior.


-Toma la buena, toma la buena, toma la buena.
-Toma... lo... (suspiro de cansancio) bueno...


Comienzas a correr hasta que te empareja con ella, muy discretamente le das una barrida visual sólo para ver que, en efecto, no trae celular ni anillo de compromiso, hay una posibilidad muy alta de que sea soltera y que esté dispuesta a acompañarte a tu departamento.


-No mames, qué buena está esta cabrona, si mi ojo de buen cubero no falla mide como 1.78 metros, pesa 64 kilos, sus medidas son 78-72-85... no es cuerpo de reloj de arena, pero ¿quién soy para perdonar? Eso se lo dejo a Diosito... además... ¡A huevo! ¡Son naturales!
-1... 2... 1... 2...


La chica en cuestión te barre sutilmente y al igual que tú, llega a conclusiones muy acertadas, entre ellas que en tu puta vida te has ejercitado por más de cuarenta minutos y que esos chorcitos te hacen llamativo... pero no de la buena manera.


-Lindos Chorcitos.

-Lo sé, son el mismo modelo que usaba Ernesto Canto cuando era medallista olímpico, perfectos para resaltar la pierna y maximizar el área del cheto y sé que viste el cheto, de lo contrario no estarías tan sonriente condenadota.
-... Gra... cias.


-¿Vienes seguido a correr por aquí?

-¡Por supuesto! Aunque sólo aplica si con "seguido" quieres decir que esta es la primera vez que lo hago y que en correr encontré un martirio que me hace sentir como si mis pulmones estuvieran infectados con Ántrax ballenero, así como que la única inspiración que tengo para seguir haciéndolo es un pinche comercial de Coca-cola y la remota posibilidad de que aceptes salir conmigo para posteriormente ejercitarnos en una cama.
-No... antes corría en... El Parque... de los... Venados...


-¿El que está en el sur de la ciudad? Yo solía hacer mi jogging allá.

-¡Verga! Pinche parque olvidado de la gracia de Dios y esta vieja lo conoce... ¿cuál era la posibilidad de que conociera ese pinche lugar? ¿Por qué no dije Cañitas?
-No... yo... lo hacía en... el que está... por... Cañitas...


-Es la primera vez que corres ¿verdad?

-¡Blurque!... mamamamamaguaaaahhh glimitongo... ramaramramrama... Oxígenosss... Mi pensar... no... bien...
-¿Se... nota... mucho?

-Sólo un poco.


La chica se para en seco, te invita a sentarte en una banca cercana, espera a que recuperes el aliento y continúa.


-Mi nombre es Jennifer.

-Dile tu nombre cabrón, en lo que lo haces, yo me asugarare de que el corazón y los pulmones no se colapsen.
-Mucho gusto Jennifer.


-Soy entrenadora personal.

-Eso explica ese culo tan perfecto, no obstante, no explica el porqué no usas ropa interior.
-Yo trabajo en una oficina de gobierno.


-¿En migración?, perdón que mencione esa, pero es la única que conozco, soy colombiana.

-Eso explica la falta de bragas y de sostén, pero no explica tu carencia de acento colombiano.
-No... estoy en otra área.


-Bueno... yo soy entrenadora, pero mi vocación es el canto... pero tú sabes, de algo tiene que vivir una.

-Eso exlica la falta de acento colombiano... ¡qué vergas!, ¿por qué estoy concentrándome en este tipo de detalles idiotas? A ver cabrón, tienes a una entrenadora personal, eso es garantía de que es flexible y de alto rendimiento, es colombiana, o sea que a huevo tiene un movimiento de caderas único-casi-educativo y es cantante... ¿tengo que explicarte lo hermoso que ha de gritar en la cama?
-Te entiendo... yo ando en las mismas...


-¡Pero chico! Estás agotado. ¿Desde hace cuanto que no haces ejercicio?

-¿Ver La Liga de la Justicia Ilimitada y entusiasmarme con las aventuras de Flash y Linterna Verde cuentan como ejercicio?
-Desde hace un tiempo.


-¡Pero qué mal!

-Okey, me acaba de llegar el memo de que los pulmones no se pondrán en huelga, pero dicen que vas a recibir un dolor de caballo en 4... 3... 2... 1...
-¡Verga!


Un dolor de caballo se da en la parte frontal del pecho. Cabe destacar que este malestar tiene la cualidad de ser muy molesto y de dificultar la respiración. Es tan molesto este dolor, que muy probablemente los inquisidores hayan intentado emularlo, pero al ver que no podían optaron por la opción inmediata en castrómetro: la desollación.


-¿Estás bien corazón? (Te toma por el frente y acerca su rostro al tuyo)

-Mierda, mierda... ¡Mierda!, tengo a una cachondísima colombiana frente a mí sobándome el pecho, puedo respirar su sudor y sentir su respiración en mi boca... ¡Pinche dolor!... Okey... focus... es hora de usar la razón, ¡vamos muchacho! Focus... a este tipo de chicas le gustan los hombres duros, actúa como tal.
-No, no me siento bien.


Curiosamente, un hombre duro no es aquel que se hace pasar por invulnerable al que nada le molesta y nada le duele, un hombre verdaderamente duro es aquel que puede soportar su realidad y abrazarla con orgullo. Como un juez de línea al que le llueven mentadas de madre en cada partido en el que participa.


-Pero pobrecito (te acaricia)

-Si pudieras verme verías mi cara de idiota y un hilo de baba colgado de mi boca que está a punto de chocar con esas Lolas... ¡Un momento! No puedo permitir que mi baba caiga en sus Lolas... por lo menos no todavía...
-(Muy sutilmente te acomodas hacia atrás)


-No nene, no te hagas hacia atrás, te va a doler más...

-Ya... me di... cuenta...
-Ya... me di... cuenta...


Al verte retorciéndote del dolor, Jennifer te jala hacia ella, y durante los próximos cinco minutos te haces de una muy buena idea de lo que se ha de sentir estar en el cielo con un ángel bien tetón con siete por ciento de grasa muscular.


-Oye nene, no es que quiera dejarte, pero estoy toda sudada y mojada...

-¡Santo cielo! Es verdad... Ohhh Dios... qué bueno que mis chorcitos están tan pegados y disimulan la erección que acabo de tener... ¡Mierda! Su playera es más transparente que mis deseos carnales por ella... Okey... mis chorcitos disimulan la erección pero ¡Dios santo! Vaya que duele un pito lleno de sangre cuando está tan encerrado.
-Ajá...


-No sé si te incomode la idea, pero ¿no te gustaría que siguiéramos con esto más tarde en otro lugar?

-Este... ¿cómo te digo que hay mucha presión en mis chorcitos como para poder sacar las llaves del departamento, ir al cerrajero más cercano y sacarte una copia?
-Este... ¿cómo te digo que...? Es decir... sí claro... ¿cómo, dónde?


-Pues mira nene... yo vivo a tres cuadras de...

-¿De...?
-De...


Por algún motivo comienzas a sentir una sed asquerosa, tu mente se sofoca y tu visión se torna oscura.


-¡Está reaccionando!

-¿De...?
-Mmm... mhjj...


-¡Goey! ¿Me escuchas?

-¿De...?
-¿Qué...?


Seguramente hiciste algo muy malo en otra vida, muy, muy pinche malo, porque al abrir los ojos ves a James frente a ti... curiosamente tiene una cara de preocupación como nunca se la habías visto antes.

Al lado de James están Lucía y Lisa.

Lucía está llorando, pero en su cara hay una sonrisa, mientras que Lisa mantiene un gesto neutral y sólo se limita a recogerte el cabello, no obstante, alcanzas a apreciar un par de lágrimas escapando de sus ojos.

Tratas de moverte, pero no tienes fuerza y siente un gran dolor en el pecho, reorganizas tus ideas y te das cuenta de que no estás en un parque, no es de noche y que, por lo menos en lo que tu campo de visión abarca, no ves a ninguna colombiana sabrosísima.

Lisa, conmovida se acerca a tu oído.


-Ya estás con nosotros...

-¿De...? ¿De qué demonios hablas? ¿Y la colombiana? ¿Dónde quedó la colombiana culona-tetona?
-¿Li...sa?


Una mujer quita a James, Lisa y a Lucía. ¡Ahí está! ¡Tu colombiana sabrosísima está ahí! ¿Por qué trae una bata blanca? Se veía mejor en licra mojada.


-Señor, (levanta dos dedos) ¿cuántos dedos ve?

-Dos Lolas, je... je... je...
-Dos... Lo...


-Muy bien, creo que lo más grave ya pasó.

-Sí... ya no me duele el pulmón, pero todavía quiero más caricias con sabor a Shakira.
-...


En este momento, el mundo entra en un silencio absoluto, uno similar al que sentiste en tu casa cuando decidiste ir a ver las caricaturas, la única diferencia entre ese y el que vives ahora es que éste es real. Por un momento el mundo se ha quedado en silencio y sólo tú lo notaste.

Durante el boom provocado por la ausencia de sonido te das cuenta de que estás en un hospital y que, lo que según tú, había sido una ausencia de sonido en tu casa, en realidad había sido un paro respiratorio a causa del stress que tienes acumulado.

Para tu suerte, James quería asaltar tu refrigerador y cuando no le abriste llamó a Lucía para que abriera tu departamento; y es que es raro que no estés en casa cuando están pasando La Liga de la Justicia Ilimitada.

James se acerca a ti.

-Goey, no mames... nos metiste un sustote.

-¿Qué mierdas? En un instante estoy dispuesto a tomar una vida más sana y me ligo a la entrenadora personal sabrosísima que me mostró sus dedos y ahora estoy en un hospital viendo a la encarnación de la idiotez.
-¿Qué pasó?


Lisa responde:


-Tuviste un paro respiratorio (sollozo) James le habló a Lucía porque no le habrías la puerta y te encontraron tirado en el suelo.

-Lo que me faltaba... ahora le debo la vida a James... ¡Puta madre!, ahora sí ya será imposible sacarlo de mi casa...
-¿Pa... ro?


Lucía entra al quite:


-Creí que estabas muerto... Pero gracias a Dios James sabe primeros auxilios y te dio respiración en lo que llegaba la ambulancia.

-¡JUAT! ¿Ese puto-hijo-de-puta me besó?
-Uhhhggg...


James te da una palmada en el hombro:


-No te preocupes bro, sé que harías lo mismo por mí.

-Quiero matarte...
-James...


-No digas nada mi hermano... no digas nada...

-¡Hijo de las veintiún mil chingadas!
-¿Los... gas... tos?


-Tu papá dijo que se haría cargo de todo...

-¿Mi papá? ¡Genial! Ahora le debo mi vida a un pendejo y a un demonio sumerio disfrazado de abogado...
-Mieeer... da.


Lisa se acerca para darte un beso en la frente, Lucía no soporta más y se arroja sobre ti, te abraza y rompe en llanto. Por tu lado, simplemente analizas la situación, no sabes porqué te dio un paro respiratorio, pero lo más seguro es que tenga que ver con tu dieta y tu ritmo de vida.

Miras el techo del hospital que, a diferencia de la pared de tu casa, no es tan divertido. No hay figuras de animales, ni la silueta de Nelson Mandela; sólo un blanco que parece infinito. Bajas la mirada y sigues viendo a Lucía llorando.

Ella no ha dicho nada, pero en verdad te quiere demasiado, igual Lisa que evita mostrar sus sentimientos por ti y prefiere ver por la venta. Incluso James, que está discutiendo con “la sabrosísima entrenadora colombiana” porque cree que mereces estar en un cuarto más cercano a la unidad de cuidados intensivos.

Es curioso, pero en este momento, en el que estás más vulnerable y débil miras a esos tres pendejos que estuvieron ahí cuando abriste los ojos. Los ves y te das cuenta de que ellos son la familia que tú escogiste.

Por supuesto, tu padre pagará por las cuentas del hospital, pero sabes perfectamente que querrá algo por el favor, en cambio, Lucía, James y Lisa... ellos lo único que quieren a cambio es ser parte de tu vida y estar seguros de que estás bien.

Seguramente James querrá que le invites un par de burritos de vez en cuando, Lucía te hablará a la mitad de la noche cuando se sienta sola y Lisa seguramente te agarrará de “emocional punching bag”, pero eso no es lo importante. El punto es que no hay que ver a tus amigos por lo que quieren a cambio, hay que verlos por lo que hacen, por sus actos, por lo mucho que se preocupan por ti, vamos pues... hay que tomar lo bueno.

La doctora se acerca a ti y muy seriamente te dice:


-Señor... tiene que evitar volver a tomar Coca-Cola.

-¡Ja! Pinches ironías de la vida...
-¿Soy... un... juez de línea?




Ruvalcaba reitera:

¡Qué bonitas son las historias de La Vida Detrás del Mostrador!, deverías escribir más... Lástima que seas un bolsa pinche Deavid.

Pasando a otro orden de ideas... tengo un par de anuncios para los queridos tres lectores del El Club de la Paja:

Primer anuncio:
El Club de la Paja te necesita. Próximamente Deavid Author y sus crapulosos cuatachos harán El Catálogo de Idiotas Primavera Verano, así que necesita de todas las fotos de cosplayers que tengas, mándalas a crapulosos@gmail.com anda, anda, apuraos. Por cierto, quienes manden fotos e historias (publicables) se ganarán un banner aquí en Ocio, Crápula y Compañía.

Segundo anuncio:
Deavid Author debuta como director en un video escolar, ahí láncele un ojo a esta producción hecha con dos pesos y mucho amor -Léase está pedorra pero con gracia-.

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