Una serie de ideas, escenarios y pensamientos claramente negativos han invadido mi mente. No lo sé, llámeme ególatra, bipolar, neurótico o estúpido, cualquier adjetivo que su primitiva psique le arroje cuando piense en mí es, para este fin, adecuado.
Últimamente he pensado en todas las cosas buenas que me han y están pasando, e intento darles la importancia que se merecen, pero por algún motivo, el odio hacia otras situaciones, pero en especial, hacia muchas personas me está carcomiendo y así, planteo la siguiente pregunta: ¿Odiar está mal?
La neta yo creo que no, odiar es algo completamente natural en el ser humano; ¡claro! Como "ser humano" sólo me refiero a mí y lo comento para que al rato no me chingue con "generalizas tus ideas", no, no, no, para nada, por favor, no piense eso, yo hablo sólo de mí, ahora que si usted se siente identificado, pues pobrecito.
Odio las filas. Me vale verga si ésta es para las tortillas, el cine, un concierto que he esperado por años o una mamada de verga propinada por Stormy Daniels y Alektra Blue; las filas me cagan y las odio.
Odio que la gente tire su comida sobre mí, ya sea un accidente, a propósito o bien, la acción de un niño con parálisis cerebral que involucionó a un estado en el que embarrar comida entre quienes lo rodea es una señal de cariño. No me gusta y odio que haya comida donde no debe haber comida.
Tal vez usted sea esa persona legendaria que ama hacer filas mientras está embadurnado con alimento, si ese es su caso, por favor, no ofenda mis palabras y deje de leerlas, ande, cierre esta página, las hamburguesa que trae en su hombro desde hace dos semanas ya está desarrollando viva inteligente y probablemente sea afín a lo que yo escribo; pero en todo caso, la idea detrás de estas situaciones es sólo la de ilustrar de manera general, que hay muchas cosas que odiamos... aunque yo sólo ejemplifiqué con dos. El punto no es ese.
El punto es que odiar es normal, odiar es parte de ser una persona, así como hay cosas que nos gustan, cosas que nos encantan y cosas que amamos, hay cosas que no nos gustan, cosas que nos molestan y cosas que odiamos.
Alguna vez trabajé para el Servicio Médico Forense donde capturaba datos para las etiquetas que se le ponen a los cadáveres. en ese trabajo aprendí dos cosas:
- Aprendí a tener una letra más bonita y legible.
- Aprendí que un cadáver deja de ser una persona y se convierte en una "cosa".
Cuando digo que odio muchas cosas, ahí están incluidas un montón de personas que odio y que para mí están muertas, sin embargo, al igual que con los cadáveres, me daría mucho gusto ponerle su etiqueta y mandarlos a pudriste en la fosa común o a ser diseccionados en la UNAM.
Vaya... ya me siento mejor... ¿quién diría? Escribir de uno mismo en un blog sí es una buena catarsis.
-El Autor.
1 comentario:
tenes que perdonar a las personas que te han hecho daño, es lo único que podes hacer para salir de la prisión en la que estás, el odio es tu señor y tu eres su esclavo voluntario, y si no perdonas un dia te matará, mas de lo que ya estás muerto en vida
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